1 año de viajeuro: Poesía barata y zapatos de goma.

Escrito por Luciano de Esbornia , miércoles, 26 de junio de 2013 17:41

El 20 de mayo se cumplió un año de que dejamos el nuevo continente con Santiago para vagar por el viejo. Como en toda jornada se supone que uno aprendió algo, que evolucionó como persona, que al menos no perdió el tiempo envejeciendo en otros países y dejando las suelas por empedrados foráneos. Ya hice un descargo poético hace 7 meses http://viajeuros.blogspot.com.ar/2012/10/descargo-poetico-aniversario-5-meses-de.html y la verdad es que desde ese día descubrí solamente una cosa y creo que lo podría considerar una revelación: el que viaja no soy yo.

El Luciano que viaja tiene otros ojos, mirada de viajero e imaginación de escritor. Es aún más chiquilín que de costumbre, todo le sorprende. La estatua de 10 metros del fundador de todo un país tiene el mismo impacto que la sombra que proyecta un árbol en la vereda. Las rutas de repente tienen el encanto de los parques y las tormentas de los días soleados. El Luciano que viaja no se preocupa por nada que no esté a su alcance, todos son planes a pequeña escala y cortos plazos: un plan de qué hacer en las próxima 2 horas ya basta para tranquilizar al otro Luciano; el que se crió en su casa y quiere saber siempre a qué hora y exáctamente adonde nos encontramos, al que no le gusta mucho esperar y mucho menos salir de la comodidad de su computadora para ir a morirse de calor a un parque o mojarse como un condenado en la lluvia.
El Luciano que no viaja juega a los videos y, con suerte, va hasta el supermercado cuando se acaba la comida. El Luciano que viaja se queda siempre sin comida a medio camino, y eso no le mueve ni un pelo ni le quita el sueño porque sabe que siempre tiene en la cabeza los almuerzos de la abuela y las siestas en el patio de su casa, tirado en el piso, porque las baldosas tibias eran el mejor complemento para la panza llena.
El Luciano que viaja siempre se lleva ropa de más y una camperita, porque sabe que en algún lugar del mundo hay una madre cambiando el clima con tal de tener razón; el otro sale desabrigado y se enferma.
El Luciano que no viaja aprende. El Luciano que viaja experimenta. Ambos son alumnos de la misma escuela, la más trillada de todos los textos de viajeros, la escuela de la vida. Uno es la teoría, el otro es la práctica. Y a veces se completan, pero nunca se encuentran.

Pero hace 5 días que volví a olvidarme del Luciano que no viaja, y a llenarme los ojos de paisajes y los oídos de idiomas que no entiendo. Vuelvo a ser un Buda de la paciencia y a la disciplina zen de viajar: Una cosa a la vez con toda la mente en ello y miles de ideas esperando a que me descuide de mi meditación para abalanzarse sobre mis hilo de pensamientos.

Y así empieza la tercer parte del viajeuro que sigo siendo pareciera que la mochila está cada día más liviana...

Fin de la mariconada poética.

Próximo post: Nuevo itinerario de viaje y contenidos de la mochila luego de 1 año.


3 Response to "1 año de viajeuro: Poesía barata y zapatos de goma."

ZippoLag Says:

Un orgullo tener el privilegio de verlo cumplir con su objetivo definido y seguir dandolé huevo.

Anónimo Says:

sos igual a russell brand

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